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Imagen de saludfamiliar.com |
La obesidad por si sola es una enfermedad pero además condiciona la aparición de otras enfermedades como: diabetes tipo 2 (azúcar alta), hipertensión (tensión alta), dislipidemia (colesterol o triglicéridos altos).
Cada vez que en mi consulta tengo un paciente obeso o con sobrepeso (esto lo se no sólo mirándolo sino sacando el indice de masa corporal con el peso y la talla) le pido a la madre que mire conmigo el cuello, las axilas, el abdomen de la paciente, con frecuencia encuentro unas manchas oscuras como las de la foto y le pregunto a la mamá:
- ¿Qué es esto?
Muchas responden: mugre, y hacen comentarios sobre todo lo que han hecho para que desaparezca o que es un claro indicio de la falta de aseo de su hija.
Pero no, esa mancha se llama acantosis nigricans y casi siempre significa que el niño es resistente a la insulina.
A la ¿QUÉ?
La insulina es una hormona que liberamos cuando comemos, se encarga de hacer que el azúcar de los alimentos entre a la célula, así tenemos energía para vivir, pero también se encarga del almacenamiento y producción de grasa.
Cuanto más obeso es un niño o más grasa acumule en la cintura más riesgo tiene de volverse resistente a la insulina, es decir que aunque tenga buenos niveles de esa hormona ella no es capaz de hacer que el azúcar entre a las células, entonces el cuerpo empieza a producir más insulina, generando mayor almacenamiento y producción de grasa, así empieza un circulo vicioso cuya manifestación en la piel es la acantosis nigricans.
¿Qué podemos hacer?
Primero el pediatra indicará ejercicio aeróbico de forma controlada y según sea la resistencia del paciente, además prescribirá un plan alimenticio en el que se restrinjan alimentos ricos en azucares y harinas refinadas, para esto trabajará en conjunto con la nutricionista quien le explicará a los papás las estrategias para cumplir ese plan. Ambas cosas ayudan a que se mejore la sensibilidad a la hormona. En segundo lugar solicitará los exámenes que se requieran para saber si hay o no enfermedades como diabetes, dislipidemia, hígado graso entre otras.
Pero lo más importante no es que la pediatra mande un montón de exámenes o el nutricionista escriba muchas cosas en un papel, lo más importante es que toda la familia inicie un cambio en el estilo de vida que lleve a la niña a tener un mejor metabolismo que la ayude a evitar enfermedades que pueden poner en peligro su vida.