miércoles, 13 de julio de 2016

Y al adolescente ¿quién lo atiende?

Archivo particular.
- ¿Hasta qué edad le mandamos pacientes doctora?
Esa pregunta me la hicieron hace unos días en una entidad con la que firmé convenio de atención, y es que según la escuela o las costumbres puede encontrarse uno con que los adolescentes no son atendidos por los pediatras (hay quien atiende hasta los 12 o los 15) ni por el internista (quien empieza a atenderlos a partir de los 18 años).
Lo cierto es que donde yo me formé atendíamos pacientes desde el nacimiento hasta los 17 años 11 meses 29 días, con algunas excepciones: adolescentes con enfermedades crónicas que al cumplir la mayoría de edad se negaban a cambiar de médico.
Al ser la pediatría una especialidad que abarca un rango de edades tan amplios puede uno encontrar especialistas que prefieren a los más peques  y otros que se quedan con los más grandes, pero bueno también hay muchos y me incluyo que atendemos sin ningún reparo cualquier paciente sin importar si acaba de nacer o ya casi va a sacar la cédula.
El acto médico implica muchas cosas y la más importante es la confianza entre la médica y su paciente, bueno en la pediatría no basta con ganar una confianza hay que ganar al menos dos: la del paciente y su familiar, lo cual puede ser más o menos difícil en los más pequeños pero tras cruzar la pubertad suele suceder que lo que sea confiable para los padres despierte desconfianza en los hijos, entonces toca hacer maravillas muchas veces.
Archivo particular.
Por otro lado pasa que al ir creciendo la niña o el niño las consultas pediátricas se van espaciando hasta quedar muchas veces sólo para manejar enfermedades, de tal forma que al inicio de la adolescencia en medio de un sinnúmero de cambios físicos y psíquicos mientras se navega entre dos mares: infantil y adulto, surgen cientos de preguntas, aparecen patologías propias de la edad y otros eventos que sin ser patológicos causan estrés tanto en el muchacho como en la familia. En ese momento se requiere contar con un pediatra de confianza que esté dispuesto a escuchar y a aclarar, y que tenga el conocimiento de la fisiología del adolescente y de las patologías que con más frecuencia lo aquejan.
Siempre le digo a los papás de mis pacientes que la adolescencia empieza a cultivarse desde el embarazo haciendo referencia a la comunicación sobre todo, pero esto aplica también para la pediatra, de tal manera que cuando más lo necesite la muchacha o el muchacho encuentren en su médico un faro.

P.D: las imágenes son una muestra de los lindos dibujos que me han obsequiado  mis pacientes adolescentes!