viernes, 31 de julio de 2015

De los brazos pal colegio.

Imagen de pixabay.com 
Es frecuente escuchar a la gente recomendarle a una madre que va a regresar de la licencia de maternidad que en vez de dejar a su bebé al cuidado de la abuela o una nana lo meta a una guardería.
Es decir un niño de poco menos de 4 meses debe salir de su casa cada día para ser cuidado por alguien que además debe cuidar a otras niñas, en los cálculos más optimistas en promedio unos 6 bebés por cuidador.
Otros no son tan extremistas esperan que cumpla el primer año para recomendar el ingreso al colegio para que "socialice y hable rápido". Esto es una "cura" para un mal inexistente, porque dentro del proceso esperado de desarrollo del lenguaje a esa edad debe decir una o dos palabras verdaderas y pasársela balbuceando con secuencias cortas. La historia de la evolución es larga y definitivamente si hay un elemento que nos diferencia del resto de los animales es el lenguaje, no vamos a adquirirlo de un día para otro, tiene un proceso, no hay necesidad de "acelerarlo".
En cambio en los primeros años de vida el ser humano tiene la necesidad real de ser el ombligo del mundo, y los cuidado proveídos de forma rápida y segura por sus familiares o la nana le darán las bases para afrontar con madurez e independencia las diversas situaciones que la vida le presente en un futuro. ¿Puede alguien en una guardería dar ese cuidado amoroso y especial a cada uno de los 10 o 20 niños que tiene a su cargo? obviamente no.

Ninguna otra cría nace tan inmadura, neurológicamente hablando, como la de nuestra especie, y una de las razones es el tamaño de la cabeza, si maduráramos lo suficiente antes de nacer ninguno de nosotros habría podido pasar por la pelvis de nuestras madres, no hay forma de contrariar esto. Todos los primogénitos humanos debe atravesar por ese ciclo en que están al cuidado de adultos durante sus primeros años sin otros niños cerca, si la naturaleza quisiera que viviéramos rodeados de otros bebés los primeros embarazos de la especie serian siempre múltiples. Claro que es bueno que compartan tiempo con otros niños pero para eso se hicieron los parques o las visitas a la familia.

Por otro lado nuestro sistema inmunológico durante los 2 primeros años de vida no está preparado para enfrentar el contacto diario a múltiples microorganismos, que es lo que sucede cuando los escolarizamos y la consecuencia es que empiezan a enfermar, dicen los papás: "no sale de una gripa para coger otra", ocasionando que visitas frecuentes a la consulta pediátrica e incluso los servicios de urgencias.

Ciertamente mi recomendación como pediatra es retardar el ingreso a la escuela hasta los 4 años y cuando esto no sea posible hasta los 2 años, para así por lo menos enviar un niño con un mejor sistema defensivo ante los gérmenes que lo esperan en la guardería.

A la hora de escoger el sitio debe preferirse aquel en que haya pocos bebés por cuidador, idealmente un máximo de 4, donde las cunas estén separadas entre si mínimo por un metro, cuente con un sitio especial para cambiarles el pañal fuera de la sala cuna, y otro para prepararle los alimentos, que la persona encargada de preparar los alimentos tenga cerca una fuente de agua corriente y jabón para lavarse las manos antes de prepararlos y nuevamente antes de suministrarlos, además estas personas deben tener conocimientos certificados sobre primeros auxilios incluidas las maniobras básicas de reanimación cardiopulmonar.
Antes de matricularlo deben asistir al pediatra para que le haga un examen físico general, dé recomendaciones por escrito a los padres y a las directivas del centro educativo al respecto de como cuidar la salud del niño, revise el carné de vacunación para verificar que se encuentre al día y según los antecedentes de la niña definir si requiere o no vacunas por fuera del plan ampliado de inmunización.

jueves, 23 de julio de 2015

Pero si boca abajo duerme más...

Imagen de pixabay.com
Si, boca arriba se despierta más, especialmente durante los primeros cuatro meses pero así evitamos el síndrome de muerte súbita del lactante que está definido como "la muerte súbita de un lactante de menos de un año, cuya causa permanece inexplicada después de una minuciosa investigación del caso que incluya autopsia completa, examen del lugar de fallecimiento y revisión de la historia clínica."
Es más frecuente en los varones y entre los 2 y 3 meses de vida, siendo muy raro en los primeros 15 días de vida, las horas en que mas casos se dan son las que van desde la media noche hasta las 9 de la mañana.
Se han propuesto muchas causas pero aún no sabemos bien porque ocurre, pero si hay claridad en los factores que protegen al bebé de padecerlo y en los que aumentan las posibilidades de que se presente, los primeros se conocen como protectores y los últimos como predisponentes:

Factores protectores:
- Hacer control prenatal completo
- Dar Lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses
- Que el bebé tenga la cuna en el mismo cuarto de los padres
- Uso del chupo al dormir cumpliendo estas reglas:
   * Ofrecérselo al ponerlo a dormir y no reintroducirlo en la boca una vez que el bebé se haya dormido
   * No forzar a la bebé si no lo quiere
   * No mojarlo en ninguna sustancia dulce
   * Limpiarlo y sustituirlo frecuentemente
   * Retrasar la introducción del chupo hasta al mes de vida para no interferir con el establecimiento de la             lactancia materna
- Cumplir con el calendario de vacunas

Factores predisponentes:
- Acostar a la bebé boca abajo, por lo que para dormir SIEMPRE debe acostarse boca arriba, de medio lado tiene el inconveniente de ser inestable y puede terminar boca abajo así que ésta postura debe evitarse tambien. Esto debe cumplirse hasta el año de edad pero mucho más especialmente los 6 primeros meses.
- Uso de almohadas, protectores de barandas, sabanas sueltas o colchones blandos. El bebé debe dormir sobre una superficie dura, sin almohadas ni los cobertores o protectores que ponen en las barandas de la cuna, idealmente sin sabanas, si éstas van a usarse deben estar completamente ajustadas bajo el colchón y llegar máximo a la barriga para garantizar que no vaya a cubrir su cabeza, yo particularmente recomiendo no usarlas.
- Consumo de alcohol y cigarrillo por parte de la madre tanto antes como después del parto.
- Compartir la cama con los padres si estos consumen alcohol, drogas o cigarrillos.

Hay además unos factores predisponentes que no se pueden modificar como el antecedente de un hermano fallecido por esta causa, la prematuridad y el peso por debajo de 2500 grs por lo cual con estos bebés hay que ser más celosos en evitar los factores que si pueden modificarse.

Cuando no se tienen en cuenta estas recomendaciones pueden morir 1.5 niños por cada 1000 nacidos vivos, cuando se cumple esa cifra baja a 0.57 niños por cada 1000 nacidos vivos, es por eso que es tan importante conocerlas pero sobretodo practicarlas, está bien que a nosotros nos acostaron boca abajo, pero seguro si investigamos nuestras abuelas nos contaran de algún caso de un bebé que murió "de repente" mientras dormía , es eso lo que debemos evitar.

Les pido por favor que compartan esta información con todas las personas que puedan para que así salvemos más vidas.

viernes, 17 de julio de 2015

Los otros hijos



Fragmento de Juego de Tronos. Imagen: archivo particular. 
Desde que empecé la residencia he conocido muchos niños con enfermedades crónicas que los hace tener que asistir a múltiples controles y también pasar largas temporadas hospitalizados, algunos ya han muerto, otros siguen luchando junto a sus padres y el resto de la familia.
Siempre que tenía a una niña o un niño en esas condiciones y veía a su madre, padre o a ambos entregados en cuerpo y alma a su cuidado, viviendo también dentro del hospital día y noche, durmiendo en esas incomodas sillas, me preguntaba ¿y los otros hijos?, todas las mamás con las que hablé del tema tenían varios, unos mayores y otros menores que mi paciente, dejados al cuidado de la abuela, las vecinas o como pasaba con frecuencia: la hermana adolescente encargada de los hermanos más pequeños. Y como las hospitalizaciones en algunas ocasiones podían durar meses (tuve un paciente que completó casi un año) durante ese tiempo aquellos otros niños y niñas crecían y se desarrollaban con el dolor del hermano enfermo y la ausencia de la madre o el padre o ambos, a la merced de los peligros que acosan a los niños solos, sin controles médicos, sin que nadie recordara las vacunas, sin que nadie notara los primeros signos de alguna enfermedad, perdiendo años, ingresando a pandillas, embarazándose en el inicio de la adolescencia.
Hoy ya no trabajo en hospitalización pero si sigo viendo pacientes con enfermedades crónicas y sigo preguntando por "los otros hijos", insisto en que me los traigan también para que no se queden como pajaritos a la vera del camino, "tráigalos juntos si le queda más fácil" les digo con tal que las enfermedades no les hagan zancadilla a ellos también.
Ninguna mamá y ningún papá están preparados para un hijo crónicamente enfermo, es un camino duro, cuesta arriba y el pediatra con el resto del personal de la salud debe hacérselos menos agreste, prevenirlos sobre los peligros que corren esos otros hijos si nadie los guía y recordarles que el amor no se acaba de tanto compartirlo, que ese mismo amor alcanza para el resto de la prole, que esos chicos y esas chicas necesitan sentir el abrazo de sus padres y tener el cuidado de la pediatra.

viernes, 10 de julio de 2015

¿Hablar de sexo yo?

Imagen de pixabay.com
Tener adolescentes en casa usualmente genera muchas preguntas, especialmente cuando es notorio que han empezado a crecer a la par de diversas partes del cuerpo inquietudes que antes no tenían.
Existe la creencia que si hablamos sobre sexualidad a una adolescente le estamos abriendo una puerta al libertinaje. Esto no es cierto.
Tanto los como las adolescentes tienen la capacidad de observar los cambios que desde la pubertad han venido experimentando sus cuerpos, además ambos empiezan a sentir una fuerte atracción por sus pares (ya sean del sexo opuesto o del mismo) y es más fácil que se aventuren a tener relaciones coitales cuando no saben las consecuencias que éstas pueden traer.
El cerebro adolescente es aún inmaduro lo que lo hace impulsivo y proclive a asumir conductas de riesgo, tienen la necesidad de ser aceptados en un grupo y para lograrlo son capaces de hacer cosas que realmente no desean sólo por la recompensa de sentirse parte de una "manada".
Es por eso que la información vale oro a esta edad, información sobre los cambios que viven, sobre las necesidades que sienten, sobre como se produce un embarazo, como se contagian las enfermedades de transmisión sexual (ETS), cuanto cuesta criar un hijo cuando uno aún no ha terminado de ser criado.
Los primeros llamados a tener respuestas son los padres, pero hay que recordar que la adolescencia es una etapa de la niñez y para recorrerla siguen contando con el pediatra, quien tiene el conocimiento necesario para responder tanto las dudas del adolescente como las de los padres.
La represión, el miedo y el fantasma del pecado nunca han servido como anticonceptivos, y para la muestra están todos los países del tercer mundo, en cambio la educación y el hablar claro logran no solo la prevención de embarazos no deseados y de ETS sino incluso del inicio precoz de las relaciones coitales.
Entonces si en casa hay adolescentes y las dudas de ellos se multiplican con las de los padres por favor a apartar cita con la pediatra y resolver entre todos esa madeja y así conseguir que de la adolescencia queden muchos recuerdos, experiencias y la madurez necesaria para afrontar la adultez y no una enfermedad incurable, un aborto, o una maternidad o paternidad a destiempo.

miércoles, 1 de julio de 2015

¡El niño no me quiere comer!

Imagen de pixabay.com
Es común escuchar a mamás decir esto durante la consulta,  yo suelo responder:
- Mamá no se la puede comer porque usted está viva y cruda.
Algunas se ríen, otras me miran muy serias, pero esto no lo digo para faltarles el respeto sino para dejar en claro que el hecho que la niña no se coma todo lo que está servido en el plato no quiere decir que rechace a su madre, que el niño deje parte de la comida no significa que la mamá ha fracasado en su papel.

Durante el primer año de vida el bebé aumenta cerca de 25 cms de longitud y triplica su peso ganando unos 6 kilos, nunca más crecerá ni engordará tanto proporcionalmente, en el segundo año gana en promedio 10 cms de altura y 2 kilos de peso, así que el combustible necesario para esta labor es menor, esa es una de las principales razones por las cuales empiezan a comer menos, por otro lado ya pueden caminar y la mayoría lo hace de forma independiente por lo que explorar siempre les parecerá más divertido.

Pero tanto a los que tienen un año como para los que tienen más hay que enseñarles a comer en la mesa, una alimentación completa, equilibrada, suficiente y adecuada, dándole porciones acordes a su edad, por ejemplo las carnes deben ser del tamaño de la palma de la mano del niño, si le sirven una porción igual a la que se come el padre lo mas probable es que no pueda comerla completa, y eso no significa que no este comiendo lo que necesita.

Toda la familia se acongoja cuando la niña "no come" así que los adultos ponen en marcha varias estrategias:
- Darle grandes cantidades de jugos preparados con leche o agua, esto hace que coman aún menos porque al azúcar de la fruta (que se libera al destruirse la fibra en la licuadora) agregan más azúcar para darle mejor sabor, el niño absorbe todo ese dulce que eleva los niveles de glucosa en la sangre, esa información llega al cerebro que responde apagando la sensación de hambre. De esa manera con esos vasos de jugo, pony, chocolisto o cualquier bebida azucarada terminan haciendo que el niño no se coma la carne, las verduras, los fríjoles,  entonces para "compensar" dan más de estas bebidas y el problema se vuelve más complejo.

- Impedir que se pare de la mesa hasta que coma, convierten al niño en un preso de su plato.

- Abrirle la boca a la fuerza para introducir la cuchara llena de comida.

- Dejar la correa encima de la mesa, entre otras.

Comer es algo que los humanos debemos hacer mínimo 3 veces al día por toda la vida, así que debe ser una actividad placentera,  no puede ser que cuando la niña vea el plato en la mesa o recuerde que se acerca la hora de comer empiece a sufrir y a llenarse de ansiedad.

En estas circunstancias es importante el control de crecimiento y desarrollo, si mide, pesa y tiene la cabeza del tamaño que debe ser para la edad y sexo quiere decir que lo que está comiendo es suficiente,  el pediatra dará por escrito estrategias que ayuden a que coma lo que necesita y sobretodo a que amplíe la variedad de alimentos, si lo considera necesario recetará algún medicamento, pero lo cierto es que ésta es una carrera de resistencia no de velocidad, no existen fórmulas mágicas, lo que vale es ser constante y entender que en cuanto a la alimentación: "los papas proponen y el niño dispone", quiere decir los padres deciden que va a comer, el niño cuánto va a comer y respetar esa autonomía
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