viernes, 10 de julio de 2015

¿Hablar de sexo yo?

Imagen de pixabay.com
Tener adolescentes en casa usualmente genera muchas preguntas, especialmente cuando es notorio que han empezado a crecer a la par de diversas partes del cuerpo inquietudes que antes no tenían.
Existe la creencia que si hablamos sobre sexualidad a una adolescente le estamos abriendo una puerta al libertinaje. Esto no es cierto.
Tanto los como las adolescentes tienen la capacidad de observar los cambios que desde la pubertad han venido experimentando sus cuerpos, además ambos empiezan a sentir una fuerte atracción por sus pares (ya sean del sexo opuesto o del mismo) y es más fácil que se aventuren a tener relaciones coitales cuando no saben las consecuencias que éstas pueden traer.
El cerebro adolescente es aún inmaduro lo que lo hace impulsivo y proclive a asumir conductas de riesgo, tienen la necesidad de ser aceptados en un grupo y para lograrlo son capaces de hacer cosas que realmente no desean sólo por la recompensa de sentirse parte de una "manada".
Es por eso que la información vale oro a esta edad, información sobre los cambios que viven, sobre las necesidades que sienten, sobre como se produce un embarazo, como se contagian las enfermedades de transmisión sexual (ETS), cuanto cuesta criar un hijo cuando uno aún no ha terminado de ser criado.
Los primeros llamados a tener respuestas son los padres, pero hay que recordar que la adolescencia es una etapa de la niñez y para recorrerla siguen contando con el pediatra, quien tiene el conocimiento necesario para responder tanto las dudas del adolescente como las de los padres.
La represión, el miedo y el fantasma del pecado nunca han servido como anticonceptivos, y para la muestra están todos los países del tercer mundo, en cambio la educación y el hablar claro logran no solo la prevención de embarazos no deseados y de ETS sino incluso del inicio precoz de las relaciones coitales.
Entonces si en casa hay adolescentes y las dudas de ellos se multiplican con las de los padres por favor a apartar cita con la pediatra y resolver entre todos esa madeja y así conseguir que de la adolescencia queden muchos recuerdos, experiencias y la madurez necesaria para afrontar la adultez y no una enfermedad incurable, un aborto, o una maternidad o paternidad a destiempo.

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