domingo, 6 de septiembre de 2015

Pataleta otra vez!!

Imagen tomada de pixabay.com
Con referencia a una niña que hace pataleta he escuchado a la gente dar multitud de consejos: "déjalo", "échale agua fría", "dele por las piernas con una escobilla". Este tipo de recomendaciones nacen de la concepción que el niño es una pequeño tirano, que a sus 2 años tiene la completa capacidad de discernir el bien del mal, y es obligación de los adultos encausarlo, "aconductarlo", quitarle ese pecado original que trae consigo con varias armas que van de la indiferencia a los golpes.

Lo cierto es que entre los 2 y los 4 años o incluso hasta los 5, lo normal, lo esperado es que una niña haga pataleta, porque ya se sabe un ser distinto de la madre, necesita reafirmar el yo, tiene deseos propios pero no tiene las habilidades de lenguaje necesarias para expresarlo, entonces hace uso de la pataleta, y no porque quiera sacar de quicio a sus familiares, sino para ser escuchado, para que quienes lo aman hagan empatía con el y le ayuden a hacerse entender. Suelo hacer la comparación con los sordomudos, quienes hemos convivido con personas que no pueden escuchar y por ende tampoco hablar sabemos que cuando uno no les entiende ellos se enojan con facilidad, ¡aun siendo adultos! O pensemos las veces en que hemos estado discutiendo con alguien que no quiere escuchar nuestras razones, que nos ignora o que se va dejándonos con la palabra en la boca, es seguro que más de una vez hayamos sentido el intenso deseo de hacer berrinche, bueno eso es lo que siente un niño entre los 2 y los 4 años, la impotencia de no poder expresar lo que desea. 

Entendiendo que es una etapa que DEBE atravesar todo niño, es necesario saber como actuar, así como todo en medicina no hay mejor remedio que la prevención: evitar en lo posible las situaciones que puedan disparar la pataleta, si ya el evento desencadenante ha sucedido debe brindarse la atención que el niño necesita mientras se trata de desviar su atención hacía un tema más amigable, pero si ya se encuentra tirado en el suelo moviendo violentamente todas sus extremidades y gritando como loco el deber es acompañarlo, que sepa que se le quiere en las buenas pero más aún en las malas, que es lo mínimo que cualquier ser humano espera de su familia. Este periodo de tiempo es importante para enseñarle herramientas que le ayuden a manejar las diversas contrariedades que enfrentará a lo largo de la vida, según actuemos con amor y en control de nuestras propias emociones aprenderá a actuar de la misma manera.

Este video de www.crececontigo.gob.cl/ me parece muy ilustrativo y por eso lo comparto con ustedes.

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